-Te va a salir mas cara la reparación que comprar uno nuevo.
Cuando te dicen eso todo parece encajar, no duele tanto desprenderse del dinero, es la excusa perfecta. Tendría que arreglarlo de todos modos, te dices a ti mismo.
Todo esto viene por un documental fantástico que emitieron en la 2 de TVE (podeis verlo haciendo click aquí) que habla acerca de la cultura mundial (de los que no pasamos hambre) del comprar, usar, tirar y comprar uno mejor, esa vorágine de consumismo de la que no podemos escapar, manipulada artificialmente por las empresas, que acortan la vida útil del producto de forma deliberada.
Aquí es cuando hablamos de obsolescencia programada, las definiciones siempre son aburridas, os dejo un ejemplo práctico:
Una simple bombilla. ¿Por qué se funden las bombillas? Muy simple: por voluntad expresa del fabricante, que las ha diseñado concienzudamente para que no duren más de un máximo de horas determinado. Las bombillas han sido testadas antes de salir al mercado. Y han sido sometidas a una suerte de proceso de selección natural inverso: sólo las menos aptas sobreviven. Sólo aquellas cuya vida útil no es demasiado larga son lucrativas, aptas para ser comercializadas.
Éstas bombillas son las que puedes encontrar en una ferretería o en una gran superficie, la tecnología para fabricar bombillas más duraderas existe, no solo beneficiaría a tu bolsillo, también al medio ambiente, pero por desgracia el que las fabrica no es muy altruista y el medio ambiente o tu bolsillo le importais bien poco.
El documental muestra documentos y normativas internas de los fabricantes de bombillas en los que queda demostrado que la obsolescencia programada es la filosofía empresarial en la que se han basado sus directrices productivas durante los últimos 50 años.
Lo mismo ocurre con móviles, ordenadores, impresoras, electrodomésticos...
Otro factor oscuro son los desperdicios de los aparatos, todos sabemos ir a tirar la basura, pero ¿dónde acaban todos los residuos, muchas veces tóxicos?
El "primer mundo" tira toda su basura tecnológica en los países pobres o en vías de desarrollo. A veces les paga por ello, otras veces les dice que es tecnología que ellos pueden reutilizar. Pero no es así. El documental enseña cómo esa chatarra inservible se amontona en basureros inmensos que crecen en la cuenca de un río o en las afueras de las ciudades.
La publicidad es tan ingeniosa, sutil y precisa que justo parece saber lo que deseamos y sin pensarlo dos veces nos lanzamos al consumismo, pero si lo piensas dos veces, o tres, de lo que dan ganas es de vomitar.
Contra esto hay un arma muy eficaz: la educación en el consumo responsable y equilibrado y tener dos dedos de frente.